lunes, 29 de octubre de 2012

Descubriendo el BDSM de la mano de Kalilú Grey, Primera Parte

Buenas a tod@s!!

Antes de comenzar, quiero agradecer a la maravillosa autora del blog la oportunidad que me ofrece de poderos dar una visión mucho más positivista sobre la sexualidad y en concreto sobre prácticas sexuales tan fantásticas como son las del BDSM. Soy Kalilú Grey, psicóloga y sexóloga especializada en estos terrenos tan misteriosos y amplios como es el BDSM. Mi objetivo con esta participación (y entradas futuras) es crear un clima de confianza y respeto en el que se pueda aprender y preguntar todo lo que queráis sobre estas prácticas y las personas que las practican.
Para empezar, veo conveniente comenzar explicando qué significan las siglas citadas anteriormente. Como muy bien ha descrito en el post anterior la alquimista sexual, el BDSM pertenece a las siglas norteamericanas, B de Bondage (recibir y realizar ataduras hacia tu compañer@ de cama), Discipline (obediencia, respeto, rectitud), con la unión de SM, que sería las siglas europeas de sadomasoquismo. El término de “sadismo” viene dado por el Marqués de Sade, el cual escribió algunas obras en 1791, siendo la más emblemática la de “Justine”, en la que describe la gran imaginación de este autor hacia actos sádicos, el cual defiende a ultranza los asesinatos (los cuales no se representan con el BDSM actual). Con respecto a la palabra “masoquismo”, le debemos el nombre a Leopold von Sacher-Masoch, el cual escribió la obra “La Venus de las pieles” en la que daba rienda suelta a todas sus fantasías y obsesiones masoquistas. De la unión de Sade y Sacher-Masoch, nació el término sadomasoquismo. Muchas veces los aficionados al BDSM son mal juzgados precisamente a causa de los malentendidos y deformaciones derivados en gran medida de los escritos de estos autores y es curioso, porque a pesar de que los escritos de estos señores no pertenecen a la realidad, muchos de los que juzgan a los practicantes del BDSM, ni si quiera se han leído sus obras…
Bueno, una vez que ya hemos visto de dónde procede toda esta terminología y tenemos unas mínimas bases asentadas (parte más rollo del tema pero es curioso saber de dónde vienen las cosas), pasamos a hablar sobre la dominación y sumisión. En este apartado, me voy a centrar principalmente sobre qué sienten estas personas que tienen debilidad hacia estas prácticas. ¿Por qué? Lamentablemente, aún, la sexualidad está enmarcada en un mundo lleno de tabúes y mitos totalmente falsos que llevan a que cada uno la experimente de forma más o menos satisfactoria. Dentro de esta misma sexualidad, se encuentra el BDSM, que aún está mucho peor “visto socialmente” el hecho de tener preferencia hacia esta o realizar estas prácticas y dichos aficionados se ven en la obligación de ocultarse para no ser tachados por la sociedad de “raritos”, “desviados”, “enfermos”, “locos”, etc.
Mucha gente vainilla habrá escuchado, hablado e incluso opinado sobre el BDSM y las personas que las realizan, pero me gustaría que cada uno que se haya visto en esta tesitura, se hiciera un “insight”, y se autocuestionara: ¿los comentarios vertidos han sido desde el respeto?  ¿Nos hemos parado a pensar en algún momento cómo pueden sentirse las personas que tienen preferencia hacia estas prácticas? ¿Realmente manejamos toda la información sobre estos juegos cómo para opinar de forma despectiva hacia esto? ¿los que realizan estas prácticas están todos ingresados (o deberían) en el “manicomonio”?
                    
Por favor, pongamos todos “el modo empatía ON”. Dentro del fantástico mundo de las fantasías sexuales, entre las que se encuentran las denominadas “peculiares”, observamos en las estadísticas, que un 19% de los chicos sienten atracción hacia la dominación, un 17% hacia el sadismo y un 6% hacia el masoquismo. Con respecto a las chicas, un 15% iría destinado hacia las preferencias masoquistas, un 6% hacia la dominación y un 1% hacia el sadismo. Estas personas están totalmente sanas y pertenecen a cualquier estatus socio-económico, es decir, que perfectamente nuestro panadero, nuestra doctora, nuestro jefe, el vecino de enfrente o esa persona que se sienta a nuestro lado en el metro, puede sentir atracción hacia estas prácticas. Puesto que es un número considerable de personas, lo dicho, vamos a ponernos empáticos, enfatizando en el respeto.

Como podemos ver, mucha más gente de la que pensamos pertenece al mundo del BDSM. Bueno, hasta aquí os dejo con esta primera parte de introducción, esperando que haya sido útil para iros abriendo horizontes sobre la sexualidad. En breve, colgaré la segunda parte, asegurando que será aún más interesante que esta. Gracias por vuestro tiempo!!
Un abrazo a tod@s!!

 

Kalilú Grey

5 comentarios:

  1. Interesante introducción, seguiré los próximos capítulos :)

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  2. Me gusta la intro y me interesa saber cómo sigue. Yo no tengo ningún pudor para reconocer que tengo un vicio con el bondage y que, además, me encantan las prácticas de dominación-sumisión. Pero reconozco que hay muchas personas que sí y muchísimas más que no lo entienden o lo juzgan de mala manera, sin conocer. Muchos ni se esfuerzan ni se ponen en la piel del prójimo.

    Es un tema complicado, que me encanta tratar. Yo como periodista. Por eso escucho con mil oídos a las sexólogas y psicólogas que tanto tenéis que decir y de las que tanto aprendo.

    Tengo mis ideas sobre el tema y estoy deseando compartirlas en próximos posts.

    Un abrazo a ambas.

    La pluma de Pandora
    plumadepandora.blogspot.com

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  3. Gracias Kobal, los próximos capítulos prometen ser muy prácticos e ilustrativos. Espero que disfrutes con ellos :)

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  4. Gracias Dora!! Estaremos encantadas de escuchar tus aportaciones sobre este tema, que seguro que serán muy enriquecedora para tod@s!! En esta semana prometo subir la segunda parte, estad atentos.

    Un abrazo

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  5. Una aclaración: leí la biografía del Marqués de Sade hace tiempo (Sade / A Biography, Maurice Lever, Harcourt-Brace), pero creo recordar que nuestro querido Donatien (de Sade) nunca defendió el asesinato en la vida real. Otra cosa es que en sus obras de ficción defendiera una visión completamente inmoral de la vida como artificio literario. De hecho en su vida real de Sade era casi más masoquista que sádico, muy aficionado a ser golpeado con varas e insertarse gruesos dildos en el ano.

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